Busco una respuesta...
Fue una dinámica deee......no sé, como de introspectiva, en la clase de dinámica psicosocial.
Esto sucedió así.
"Al principio no estaba concentrado, lo logré después de que pude imaginar que podía obtener de esto.
El camino mismo ya me era familiar, la montaña o cerro y la cueva, incluso el lugar de la fogata, algún lugar al que ya había ido alguna vez, o eso quiero suponer.
El camino al principio se eleva un poco por que pasa a las faldas de otro cerro y luego se hunde en un camino rodeado por muchos árboles, algunos de corteza roja y lisa, sé su nombre pero no puedo recordarlo. Al parecer pasa por un arroyo, hay muchas hojas secas que cubren el camino como si fuera una alfombra, debe ser otoño. Hay piedras enormes, algunas están juntas y puedo subir sobre ellas, algunas más pequeñas están lamosas, como si fuera un abrigo verde.
El camino empieza a subir cada vez más y del lado derecho está el cerro, del otro lado hacia abajo se pueden ver los árboles y el camino.
Llego a la cueva, la cual es grande y profunda. Ahí esta, la fogata está a un metro y medio de profundidad, y el viejo está frente a ella, pensativo, sentado en una gran piedra.
Acerco una piedra y me siento sobre ella frente al viejo. Me ve profundamente, como si pudiera leer mi mente (lo cual no debe costarle mucho trabajo). Se ve muy viejo, aun sin embargo, se ve vigoroso y alto. Tiene una cabellera larga, igual la barba, que es de color gris. Lleva una túnica grisácea con un cinturón café.
Me dirijo hacia él y le hago una pregunta, una muy personal que me ronda la cabeza desde hace tiempo. Me ve, me sonríe y me dice:
- Eres joven y muy ingenuo, pero no debes preocuparte, es normal a tu edad. Todos debemos pasar por lo que estás pasando, o al menos, todos deberían experimentarlo. Debes guardar silencio y escuchar lo que tu corazón te dice.
- No escucho nada - respondí.
- Es por que eres desesperante y no sabes poner atención, debes saber que es doloroso, pero muy necesario, es de la única forma en que el hombre aprende. Las cosas valiosas sólo se aprecian cuando te han costado caro, no obtienen su valor propio, nosotros se lo damos según nuestro criterio y el esfuerzo que hayamos hecho por conseguirlas, de otra forma no serían nada más que materia, un recuerdo o cualquier cosa, nosotros las hacemos que sean especiales.
- Gracias, adiós.
- No es un adiós, es un hasta luego, yo soy tú y no puedes librarte de mí.
Eso último me infundió miedo. Justo cuando iba a darle la espalda para marcharme, se levantó, me puso la mano sobre el hombro y me dio un papel, lo quise reconocer, ¿algo que habría escrito yo anteriormente a alguien?, ¿algo que me lo habían escrito a mí y se suponía que yo ya lo tenía?, no lo sé, podría ser lo que menos esperaba.
Me fui pensativo todo el camino, tratando de entender lo que me había dicho. Cuando vi el papel al reverso en la parte inferior derecha tenía escrito el nombre de una persona, la cual, alguna vez fue muy importante para mí, hoy no lo puedo comprender. Sigo confundido, pero por lo menos ahora sé, para mí fortuna ó mí desgracia, que sólo yo tengo la respuesta y no llegará por sí misma."