lunes, septiembre 24, 2007

Vida sin titulo

De pronto me encuentro sintiendo como si me hubiera comido un melon entero sin relleno, o lo que es lo mismo, siento uno hueco jodidamente enorme en el estomago. Y no es por hambre, si no por que... hmmm no se, me puse a pensar mientras daba una vuelta, intentando distraerme en esta puñetera ciudad, con gente culera y ambiente nefasto. Lo curioso es que no todo es de aqui, pero... bah, eso no importa, el caso es que todo se confabula en este corral de perdicion. Se me antoja creer de pronto que lo que sea que haga aqui no vale ni la mas sordida pena, puesto que trato de distraerme, tratando de no darme cuenta de que no hay nadie aqui a quien pueda acudir cuando me siento solo, cuando me siento perdido. Mucho mas para no captar que tampoco en mi culero pueblito encuentro gran refugio emocional cuando lo necesito.

Como que me estoy cansando de servir de muleta mental a cuanto miserable ser se le ocurra hablarme, y yo que? acaso parezco irrompible? no lo niego, soy duro, y no lo digo con orgullo, ya me estoy empezando a fastidiar de que todos encuentren un pequeño refugio en mi, una miserable esperanza para evitar las quemaduras del ardiente sol, mientras que yo ardo poco a poco, consumiendo cada celula que deberia servirme de reserva a mi y solo a mi.

Se supone que estoy aqui por mi. La vida. Todo se trata de eso, de prepararse, y si puedes, de paso disfrutarla, pero he aqui la jodida cuestion: prepararse para que? para que llegue un dia, ese dia en el que ya te encuentras del otro lado del rio, supuestamente en relativa seguridad. Observas las rugientes aguas y casi se te sale un pedo cuando te das cuenta que cruzaste esa furiosa corriente con los ojos practicamente cerrados, y no por que haya sido facil, si no por que lo hiciste sin saber que lo estabas haciendo y el por que.

Te limpias el sudor de la frente, te oreas un poco el culo, un tanto para sentir el fresco, otro tanto para verificar que tu ropa interior sigue limpia. Entonces te das la vuelta y te quedas mirando, largo, meditabundo, sin saber muy bien lo que observas. Te vuelves de nuevo hacia el rio y observas, mas alla, eso es, al otro lado de la orilla. Si, tal como apenas recuerdas. De nuevo das la vuelta y contemplas la orilla en la que te encuentras. Sientes como si un millar de cuchillas apuñalaran tus pulmones, te dejas caer en el suelo, pero eso no te impide ver lo que ya habias notado cuando aun estabas en pie: Del otro lado, este lado, es exactamente igual al anterior. Pocas cosas cambian, casi todas sin importancia. Solo hay una que es lo suficientemente notoria como el dolor que te aqueja la espalda, esa que opaca a todas las demas, esa que te hace sentir cono si hubieras depositado las nalgas de golpe sobre piedra dura, dura y muy filosa. Esa cosa la reconoces en tus manos, en tus ojos, en tus musculos, esta en todo tu cuerpo. Es la edad. Te das cuenta que ya eres viejo, que ya te queda poco tiempo, que tu fuerza y tu inteligencia ha menguado considerablemente. Te das cuenta que todo el esfuerzo que realizaste para cruzar el rio no fue para otra cosa mas que para dejar tus fuerzas en el. Te das cuenta de que no puedes intentar volver atras para intentar recordar por que cruzaste la primera vez.

Te das cuenta, finalmente te das cuenta, de que estas verdaderamente jodido.

Yo no quiero estar jodido, no quiero cruzar el rio si solo sirve para envejecer. Quiero un motivo, un puñetero motivo para saber que valdra la pena cruzar, o de lo contrario, preferiria quedarme de mi lado. Joven, no tan bello para causar envidias y enemistades, vigoroso, no tan inteligente como para amargarme, orgulloso, no tan arrogante como para detestarte.

Yo solo quiero que alguien ansie ayudarme.

Alguien que rechace todo lo que le de a cambio.

Alguien que de la nada venga a salvarme.

3 comentarios:

Shinji dijo...

¿Salvación? Si buscas la respuesta de la vida, creo que están en el fondo de tu calcetín izquierdo.
No ya enserio, es cierto que se trata de la vida propia, que lo realmente importante es disfrutarla y que debes buscar en tu interior lo que realmente te motiva a seguir viviendo, y buscar algo parecido afuera, en el mundo exterior, hasta en tu parral, donde debe de existir la misma gente que vive en new york y en pekin.

Saludos!
:D

Ya no soy yo. dijo...

creo que nadie jamás tendrá algo así...
somos seres humanos, nada más... egoístas, pendejos...

a lo mucho pájaros sin alas, estúpidos jinetes del arco iris que siempre buscan algo, no sigues la luz con el fin de quedarte ciego ¿o sí?

Dosifica tu fuerza, es tuya... pueden buscarte veinte, pero si no obtienen lo que buscan, se largarán... tarde o temprano. Y tú también.

Patrulla dijo...

Eso, yo estoy en medio del pinchi río y me resisto a querer cruzarlo por la certeza cabrona de lo poco que encontraré en ese lado, pero es la corriente que te arrastra, como áquella vez que no quise ver dentro del ataúd y la marejada de gente me movió hasta posicionarme justo enfrente, y la ví...me sorprendió más al verla tan feliz, tan tranquila....y yo aquí todavía luchando por???? por sepa la madre que...

nah...ya no me quiero juntar contigo, poquito que me falta para tirarme al drama (er, el drama estará guapo? pa tirarmelo agusto, jajaja) y tú que le haces más al micky..

Te quiero, pues.

by.