Odio

Me da lastima la raza humana. ¿Por qué?, viven preocupándose sobre qué atuendo ponerse, si la persona que le gusta si se fijará en él (o ella) hoy, el final de su telenovela favorita, si su equipo de fút-bol ganará el torneo de primavera-otoño-infierno-no-mames, sin preocuparse, sin advertir de que vivimos en un estado de inconsciencia. ¿De qué sirve estudiar una carrera? ¿Para tener un buen “futuro”? ¿Para que a nuestros hijos no les falte nada? Pero adivinen qué, nuestros hijos y nietos no pueden comer y respirar monedas y billetes (y aunque pudieran, en un futuro cercano ya no habrá con qué hacerlos, ¿creían que las tarjetas eran para brindar más seguridad a su patrimonio? Ilusos). En un futuro muy cercano, habrá demasiada gente en este precioso globo y nosotros lo estamos estropeando inconscientemente con lo ojos abiertos, los alimentos escasearán y los que hay ahora, son pura porquería.
Lo líderes creerán que la violencia será la respuesta y comenzarán los disturbios. Nuestra “civilizada sociedad” arderá por un fuego peor que el existente en el infierno, por que será el que emanará de nuestros propios pecados y de los pecados de los demás, todo al mismo tiempo. Las Naciones se atacarán unas otras a otras en busca de una tierra con futuro y la destruirán. Los pocos que queden, morirán de hambre o asfixiados, o tal vez sufran una lenta y dolorosa muerte ocasionada por la radiación.
Vivimos con la creencia de que alguien nos protege, que no nos permitirá que nos destrocemos (se lo pedimos sin saber lo que estamos haciendo), le pedimos:

“…y líbranos de todo mal…”

Pero esa no es la respuesta. Si hay un ser perfecto que nos creó, seguro también nos hizo perfectos, como todo lo demás. Nos hizo seres inteligentes, capaces de razonar. Nos dio el poder de hacer milagros. Pero dentro de nuestra inteligencia, nos dio la semilla de la destrucción. Fue como un seguro de que si todo salía mal, contáramos con un mecanismo de autodestrucción para evitar daños permanentes. Que listo fue, cualquiera hubiera hecho lo mismo. ¿Acaso no es lo mismo que hace el hombre al crear algo que piensa por sí mismo? ¿No crea también, junto con su obra, maneras para destruirla si ésta sale mal? Pero también nosotros mismo tenemos la llave de la puerta que conduce a la salvación, ¿Y qué hemos hecho?, nada, la olvidamos, la perdimos. Queremos llamar al “Cerrajero” para que abra la puerta por nosotros. Pobres idiotas. Esperamos, como niños indefensos, aguardando a que venga nuestro padre a salvarnos.

No sé que es más decepcionante, si nuestro aferro a la ignorancia o nuestra injustificable cobardía.

Lamentablemente, Yo (el Clon).