Death

Ya son ocho las veces que me ha llamado a mi celular y una a mi hogar, me ha mandado dos mensajes pidiendome que le llame, que me necesita mucho y quiere hablar conmigo.

Por que sigues insistiendo, aferrada a una idea, a un deseo que no se realizará. Me has pedido que te diga el por qué, que no entiendes la decisión de tan aparente repentina acción y he tratado de encontrar la forma de decirte de la forma más sencilla por que no podemos seguir juntos.

Te supliqué que no llamarás más, tu debes seguir por tu camino y yo por el mío.

Pero insistes en que debería darte una oportunidad más, que lo mereces, que te lo debo, pero dime por que he de hacer eso. Si se trata de ver quién le debe a quién pues lo siento, pero tú saldrás perdiendo.

Cuando terminaste conmigo hace un año lo hiciste sin dar razones, sin explicaciones, solo me dejaste y no supe hasta despues que había pasado, ¡y yo no había hecho nada!, no entendía que había hecho mal, que era lo que me había faltado hacer. Me manipulaste y yo lo permití, me llamaste una semana despues y dijiste que estabas arrepentida y querías volver. Yo deseaba que eso pasara pero antes quise saber la razón por la que me habías dejado y poner ciertas condiciones, o más bien recordarte lo que era yo y ver si ahora sí me aceptabas como era. Pero al verte tan debil, arrepentida, llorando, no pude evitar que se me rompiera el corazón y te permití que entraras en mi vida una vez más. Que tonto fuí, después me dijiste por qué habías decidido dejarme y la razón por la que un día antes, el sábado, no quisiste que nos vieramos. Ese sábado sólo llamaste para decirme que no podríamos vernos y mañana necesitabas hablarme de algo. No quise reprocharte nada pensando estúpidamente que podría olvidarlo y seguir como si nada hubiera pasado.

Si yo cometí algún error fue ese, permitir que siguieramos sin antes cuestionarte de tus acciones.

Y además de que nunca me aceptaste como soy, desde un principio quisiste hacerme a tu manera. Bien sabías que a mí no me gusta la misma música que a tí y no me gusta ir a bailar, pero hubiera sido muy egoísta de mi parte que nunca hubieramos ido a algún lado a bailar y de ahí se desprenden inumerables peleas por las mismas razones. ¿Te enojas por que no sé bailar? ¡que clase de estupidez es esa! ¡ya lo sabías!. La última vez que fuimos a ese salón que tanto ibamos estuve a punto de terminar con todo (de ahí comence a pensar que no duraríamos mucho), pero decidí darte una oportunidad más, craso error.

¿Querías una razón del por qué te dejé y no me permito darte una nueva oportunidad? ahí la tienes. Espero que seas muy feliz.