martes, octubre 31, 2006

Las Bermudas de Odiseo

Al salir de la tormenta, Odiseo intento descifrar donde se encontraba mirando el oscurecido cielo. Faltaba menos de una hora para el Alba. De pronto escucho un ruido estremecedor, como un terrible aullido de los titanes que moran en los más recónditos confines del Tártaro. Un enorme monstruo se acercaba a su balsa velozmente. Tan grande que... era muy grande. De ese monstruo provenía una ¿balsa?, Odiseo no sabía que sería, pero era muy rápida, y sobre ella hombres vestidos de blanco y gorras extrañas le gritaban y le hacían señas.

Al subir a esa enorme montaña flotante (que no era ningún monstruo enviado por Poseidón para joderlo, como pensó en un principio). Se encontró con cosas que jamás en su vida hubiera soñado. Mujeres, infinidad de mujeres, todas en diminutos atuendos. n medio de toda la confusión, Odiseo sólo pudo concebir un pensamiento: "Penélope… quién sería esa mujer que recuerdo entre nubarrones? bah, que importa"



Y ese fué mi ridículo intento de contribuir a un blogsillo que anda por ahí, del cual... pues veanlo, por que me da hueva decir de que se trata. El pedo fué que el límite de entrega de los textos era hasta ayer, a las 8 pm, pero uno que es del norte pues... bueno, adivinen por que.

Y ya.

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